Cada uno tenemos nuestra historia, nuestro pequeño drama personal del cual nos lamentamos. Sin embargo, cuando lo vemos desde afuera, sin las trágicas lágrimas, se vuelve insignificante, inútil para vivir el presente.
Pieza Ana es una mirada a la esencia de la autocompasión. Una pieza que conecta las cicatrices del pasado con el presente, donde el inútil drama personal es aplastado por el constante devenir. A fin de cuentas, volvemos a donde comenzamos.