Woyzeck representa el último vestigio de humanidad oprimido por el orden social, es el temor paralizante que invade y carcome los huesos cuando el mundo se vuelve estrecho, egoísta y juicioso. El miedo a mostrarse humano en un lugar lleno de recalcitrantes ególatras que impiden a toda costa la huida de ese mundo.
Woyzeck escrita por Büchner (1813-1837) ha permitido construir un atrapasueños para el espectador, donde cuatro presencias dialogantes muestran sus apologías, estéticas y corporales, sobre la vehemencia estúpida de la sociedad actual. El accionar corpóreo de las ejecutantes y la poética visual son las premisas esenciales de esta pieza, la cual es capaz de transgredir el espacio bajo una instalación que potencia el sentir discursivo de la obra.